Con humildad y paciencia, la Dra. Corral ha sabido ganarse al equipo sanitario y a los pacientes

Alcobendas, 26 de mayo de 2025. A sus 31 años, con cuatro años de residencia y una rotación en Colombia, la pediatra, la Dra. Claudia Corral, decidió dar un paso más en su formación y contribuir como cooperante en la clínica Mary Inmaculate del barrio marginal de Mukuru, en Nairobi. A su regreso a España, nos ha contado los principales retos a los que se ha enfrentado pero también las fortalezas que ha encontrado en el equipo pediátrico recién constituido.
Y es que hasta el aterrizaje de la Fundación Pablo Horstmann (FPH) en septiembre de 2024, la clínica Mary Inmaculate, de las Sisters of Mercy, no contaba con unidad pediátrica y los niños eran atendidos junto con los adultos por el mismo equipo sanitario, que no estaba especializado. Tan solo cuatro meses después de la creación de un equipo pediátrico local, lo que más impactó a la Dra. Corral a su llegada fue la vulnerabilidad de las personas que atendía y cómo a pesar de las dificultades y recursos limitados, este equipo sacaba adelante a los niños con una dedicación admirable.
Sin embargo, al tratarse de la primera cooperante de la FPH, tuvo que afrontar el reto de que el equipo la aceptara: «Al principio no fue fácil abrirles la mente para adoptar cambios y mejoras en el trabajo», confiesa. Pero con paciencia y perseverancia, Claudia ha logrado ganarse su confianza y abrirse paso para impulsar cambios en la organización y en la forma de atender a los pacientes.
«Una madre que no tenía ni para comer me regaló una bolsa con aguacates y plátanos en agradecimiento por tratar a su hijo», Dra. Corral
Uno de los avances más significativos ha sido la implementación del sistema de triaje, que ha permitido priorizar a los niños más graves y reducir los tiempos de espera, algo fundamental en un entorno donde cada minuto cuenta. «Cuando llegué, los pacientes se iban atendiendo por orden de llegada, por lo que en algunas ocasiones los niños graves esperaban mucho más de lo que necesitaban», explica.
También ayudó a organizar mejor el espacio y el material, optimizando los recursos y creando un área de aislamiento en la sala de espera para pacientes críticos. Además, tuvo que adaptarse a atender patologías con recursos limitados, como crisis asmáticas sin oxígeno o infecciones sin antibióticos básicos.

Fortalezas del equipo
Pero el aprendizaje siempre es mutuo. A la Dra. Corral le ha sorprendido el alto ritmo de trabajo y la destreza en técnicas manuales del personal médico, que realiza procedimientos complejos con gran habilidad, como técnicas de coser, suturas o cirugías menores, en condiciones que en otros lugares requerirían múltiples especialistas: «Vi cómo cosían perfectamente una lesión muy grande en la boca que en España hubiéramos llevado a tres especialistas diferentes». La experiencia también le ha enseñado a potenciar su ojo clínico, aprendiendo a tratar a los pacientes con los medios disponibles: «En España hacemos demasiadas pruebas cuando en realidad, lo más importante es ver al paciente y analizarlo», afirma.
Durante su estancia, a medida que las familias del slum se iban enterando de que la atención pediátrica en la clínica era gratuita, se duplicó la carga asistencial, pasando a atender una media de 100 pacientes al día. «Otro de los motivos es que hacemos un tratamiento más integral del paciente que en otros centros», explica la pediatra.
El momento más emotivo
Uno de sus momentos más duros fue la muerte de un niño con broncoespasmos, a quien Claudia había atendido varias veces. «Volvió de nuevo muy grave y la única opción fue cogerlo en brazos y correr al hospital privado de enfrente, que es muy caro. Era una situación desesperada. Allí intentaron reanimarle pero falleció». En medio del dolor, la madre de ese paciente tuvo un gesto con Claudia que se ha quedado grabado en su corazón: «Vino a vernos varias veces simplemente para hablar y darnos las gracias por la atención y el seguimiento tan de cerca que había recibido su hijo. Un día llegó con una bolsa con aguacates y plátanos para regalarme. Era una madre que no tenía ni para comer».
Claudia reconoce que esta experiencia la ha hecho más humana y le ha enseñado a valorar lo que tiene. «Ahora cada vez que tengo un gasto pienso: «con este dinero se podrían hacer muchas cosas allí». Además, ha visto la importancia de la formación continua al personal local y de crear sentimiento de equipo en el que el aprendizaje sea mutuo: «Le dije al pediatra keniano, el Dr. John Wambugu, que yo no era más lista que él ni tengo mejores habilidades, simplemente he tenido una suerte mayor de acceder a una mejor formación. Le enseñé todo lo que había aprendido, mis libros, mis apuntes… y le dije: «esto que he recibido, quiero dártelo a ti».
Tú también puedes contribuir a curar a los niños enfermos de Mukuru, que no tienen otra alternativa sanitaria.
Niños como Lloyd (13). En abril llegó a la clínica de Mukuru muy grave, con una insuficiencia cardíaca. La Dra. Claudia Corral le derivó inmediatamente al hospital público, dónde le diagnosticaron una cardiopatía reumática grave.
Conseguimos que fuera admitido para una campaña de cirugía cardíaca británica en Nairobi. El pasado 9 de junio fue operado con éxito y Lloyd disfruta ya de una vida nueva.

Ahora podéis ser el último eslabón de esta larga cadena de solidaridad. Los costes totales de ingreso y operación han ascendido a 3.400 €. La Fundación Infancia Solidaria ha cubierto la mitad. Necesitamos recaudar 1.700 €.
Haz una donación para cubrir la cirugía del corazón de Lloyd (indicar en el asunto: «cirugía Lloyd):